CONOCE SANTIAGO
Mitos y leyendas
Te contamos fragmentos de algunas de las leyendas santiagueñas más tradicionales, relatadas por nuestras plumas más destacadas.
´Cuenta la leyenda que Telésfora Castillo vagaba por el campo, pobremente vestida, llevando entre sus manos un cántaro de agua. No poseía familia ni hogar, vivía en el bosque y solo escuchaba el son de la caja y el bombo. Era común la presencia de la “Telesita” en las festividades campestres, donde aparecía atraída por la música´. Ricardo Rojas, Fragmentos.
´Cuenta la leyenda que la Salamanca es un lugar donde el “Zupay” enseña sus artes. Que a la Salamanca concurre, según la imaginación popular el famoso cantor o guitarrero o bailarín del pago; la moza que enamora; la vieja bruja que prepara los “gualichos”, la curandera, el bravo domador o cazador, el que “piala” con destreza; el corredor de las carreras cuadreras; y todo aquel que de un modo u otro se ha destacado en la pelea, en el amor o en el trabajo. Por lo general, la Salamanca es un lugar oculto entre los breñales , de difícil acceso, cuya entrada conduce a una cueva amplia y lóbrega. Allá se baila, se hace música. Las viejas y viejos se transforman en jóvenes, los enfermos curan, la fealdad se cubre de hermosura. Es creencia general que la música de la Salamanca sólo deja de sonar cuando alguien se arrima a la cueva y que los animales que pasan por cerca de ella se “espantan” y huyen despavoridos´. Orestes Di Lullo, Fragmentos.
´Cuenta la leyenda que el pampáyoj, que en quichua significa guardián de la pampa, se presenta unas veces bajo la forma de un avestruz blanco o de un guanaco enano. Otras veces bajo la figura de un jinete sobre caballo plateado, el cual hace señas a los rodeadores de suris, llamándolos. Quien, con coraje, osa acercarse al desconocido bolea al avestruz blanco o al guanaquito, se pierde irremisiblemente´. Orestes Di Lullo, Fragmentos.
´Cuenta la leyenda que de las insondables profundidades de nuestros ríos, señora del agua y de los peces emerge luminosa, con su larga cabellera, la Mayup Maman, la madre del río. Montada sobre la cresta de la primera ola o en un fabuloso dorado, suele indicar la llegada de las primeras crecientes o guía, quien sabe a dónde, grandes cardúmenes, donde abundan los sábalos, bagres y dorados. Protectora de la fauna ictícola. Generosa para con quienes han tenido tratos con ella. Viejos pescadores, challueros, nacidos de la entraña misma del río, a quienes entrega hermosos ejemplares de pesca.
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